25 de octubre de 2012

La inmoral distribución del petróleo

En Venezuela el impuesto sobre la renta petrolera del ciudadano es el 100 por ciento, y es retenido en el origen. 
Supongamos una familia adinerada venezolana, padre, madre, dos hijos y dos carros. 
Si esa familia toda hizo un viaje a Europa, y utilizó sus cupos Cadivi, tuvo acceso a unos 12 mil dólares a la tasa oficial, lo cual implicó un regalito oculto mínimo de unos 6 mil dólares en el año.
Si esa familia llenó el tanque de sus carros una vez por semana, también recibió durante ese año, en valor gasolina, otro regalito oculto por 4 mil dólares. 
¡10 mil dólares! ¿Cuánto recibe una familia de esas que no puede ni soñar con un carro, y mucho menos de viajar a Europa? ¿Así esté cobrando en todas las misiones? 
Somos un país de enfermos tan enfermos que quienes reciben los "regalitos ocultos" ni se dan cuenta, o no quieren darse cuenta o casi los consideran su derecho y, si se dan cuenta, no creen que eso les vaya a costar algo, en por ejemplo tener un país inmensamente inferior. 
La semana pasada un venezolano, supongo, calculó y comentó lo siguiente a mi "Viagra gratis...pa' todo el mundo", y en el cual otra vez pregonaba la repartición directa de las resultas petroleras a los ciudadanos: 
"3.000.000 barriles por día a $100 por 365 días son $109.500.000.000 y lo cual, entre 30 millones de habitantes, da $3.650 por habitante por año. Jamás había visto que piches $3.650 anuales dieran para tanta paja". 
$3.650 dólares anuales por habitante, $14.660 para esa familia que no puede ni soñar con un carro y mucho menos de viajar a Europa... ¿y eso lo considera como unos piches dólares y paja" 
O ese comentarista es un plutócrata mayor para quien tal monto es una insignificancia, o es uno de esos tantísimos venezolanos que prefieren jugarse sus $3.650 anuales a la posibilidad de que, con sus contactos y un poco de mano izquierda, logren extraerle muchísimo más al cacique. O, esperemos, que simplemente no entienda de cifras ¡Francamente! 
La mayoría de la oposición decidió que para la reciente elección, la opción demagogia contra demagogia, promesa contra promesa, era la alternativa que más podría facilitarles un triunfo que consideraban necesario; ante nada por cuanto el cacique actual y sus jefecillos aparte de ser ultra demagogos izquierdistas son además unos pésimos gobernantes. 
Pero, una vez derrotada esa opción, entre otros por cuanto la sola posesión de la chequera hace casi imbatible a quien ocupa el cacicato les pregunto: ¿cuánto tiempo necesitamos para que la oposición comience a transitar por la vía de empuñar las verdades en contra de la demagogia?
Lleven estas verdades, y la posibilidad de entregar las resultas petroleras a esas familias pobres, y verán cómo podemos cambiar las realidades políticas de nuestro país... así sea que se pierdan unos cuantos votos de adinerados beneficiados en el camino. 
PS. Vi un reciente video donde el cacique de turno regañaba. Cómo me he reído. "Esto es una orden"... le decía el cacique a sus jefecitos, preguntándose porque no eran capaces de obedecerle... igualito como yo me pregunto cómo mi nieta de un año no es capaz de obedecer mis estrictas órdenes, y más bien parece tirarme trompetillas. Oye cacique, bienvenido al club de los ilusos.

18 de octubre de 2012

¡Viagra gratis... pa todo el mundo!

En Venezuela el impuesto sobre la renta petrolera del ciudadano es el 100 por ciento, y es retenido en el origen.
O seguimos como un poblado de imbéciles obligándonos a ser sumisos ante quienes durante las elecciones nos consideran como un mal necesario, y luego básicamente como estorbos, o nos hacemos una nación de ciudadanos libres, responsables cada quien por la siembra de sus propias resultas petroleras. Es lo uno o lo otro, en eso, no hay mucha medias tintas.
Hace unos años un amigo me dijo: "Quisiera hacerte presidente de Venezuela... ¿Porqué no te lanzas y ofreces viagra gratis al que lo necesite?". "¡Ni loco!", le contesté. "Cómo quedaría uno haciendo ese tipo de propuesta, y además sabes que no estoy interesado en ser presidente de Venezuela... eso quita demasiado tiempo del tiempo requerido para pensar en lo que un presidente de Venezuela debe hacer".
"E imagínate si uno comienza a creerse las alabanzas... ¿dónde puede terminar un ego que ya de entrada puede estar algo inflado?... ¿Imagínate si de repente alguien me dices Tú eres el elegido para sembrar las resultas petroleras del país y hacer nuestra nación grande' y por vanidad comienzo a creerme tal bestialidad?". 
Pero la propuesta del viagra, hoy me atrae, no para acceder a la presidencia, sino para lograr enderezar el rumbo del país.
Como a tantos de mis compatriotas les parece tan amoral repartir dinero, pero moral regalar la gasolina, entonces entregar las resultas petroleras vía pastillas Viagra, podría ser una manera de traspasar ese bloqueo intelectual que tienen.
Que todo ciudadano(a) venezolano(a) reciba un número de pastillas por mes, y las negocie como quiera... es más, son hasta más fáciles para pasar la frontera que esos tambores que necesitan usar nuestros informales empresarios exportadores de gasolina regalada.
Por supuesto, las pastillas de los de pre-pubertad, serán entregadas a quienes ejercen la patria potestad, algo que por cierto, como han sugerido otros antes, en Venezuela debería llamarse la matria potestad.
¿Y que si de repente además reformamos nuestro sistema monetario exigiendo que el Banco Central de Venezuela respalde la emisión de bolívares con pastillas Viagra en sus bóvedas? ¿Se acabaría la inflación? Por supuesto habría que asegurar que no nos jugasen quiquirihuique con unas adulteradas, pero me imagino que habrá suficientes venezolanos dispuestos hacer las necesarias auditorias de calidad.
Claro que hubiese preferido en lugar de pastillas viagra usar morrocotas de oro, pero eso le puede sonar demasiado neo-liberal u ortodoxo a quienes por principio se oponen a todo lo que suene ortodoxo, sin importarles el costo de ello... y sin importarles que los costos de ello lo pagan ante nada los pobres de nuestro país.
Por cierto hablando de morrocotas... ¿alguien se ha paseado últimamente por las bóvedas de nuestro Banco Central para asegurar que las reservas de oro que trajeron precisamente para asegurarlas, están debidamente aseguradas?
Frecuentemente hemos oído al cacique de turno decir que desearía que el petróleo se cotizase en otras monedas que no fuesen aquel detestable dólar de aquel detestable imperio. Pues imagínense que el petróleo se negociase en pastillas viagra. ¿Les gustaría entregarlas todas al cacique que esté de turno? ¿Para que las regale, para que compre armas, para que deje que se las roben, o sea para que haga lo que le plazca? ¿No es eso lo que hacemos hoy? ¿Con todos los petrodólares pa'l cacique?

4 de octubre de 2012

El país, del resto de nuestros días

De eso es de lo que trata las elecciones del próximo domingo. Siempre puede ocurrir mucho, especialmente considerando la mortalidad del hombre, o posibles desfiguraciones que resulten de una mega crisis económica, pero, de lo que es un cambio de rumbo para nuestro país, por la vía democrática, o eso ocurre el próximo domingo, o no lo veo ocurriendo durante el resto de nuestros días.
Y detesto la posibilidad que mi país, en el siglo XXI, se siga hundiendo en los recónditos más oscuros del siglo XIX, a cuenta de haber caído en manos de unos resentidos simplones con sus egos y poderes inflados por la chequera con nuestras resultas petroleras.
Oigo a cada rato hablar sobre la participación ciudadana en el proceso democrático, pero, si eso no incluye una significativa participación ciudadana directa en la decisión del qué hacer con nuestras resultas petroleras, cuando éstas son inmensas... todo termina en una farsa bufa.
Y en una Venezuela con tantas necesidades, cuando el de los larguísimos catorce, no encuentra otro discurso que la tan gastada necesidad de evitar que los burgueses apátridas regresen a quitarle a él y a sus compañeritos su manguangua petrolera, esa a la que insolentemente llama patria, eso evidencia que se sabe perdido, y anda asustadito, como pidiendo clemencia.
Amigos, el próximo domingo 7, nos deseo a todos un feliz abrir la ventana, por cuanto el sofoco ya no se aguanta. El aire fresco es indispensable para un buen, o por lo menos mucho mejor, resto de nuestros días. Ya basta de anocheceres, necesitamos amaneceres.
Y les recuerdo a nuestros jóvenes que, el "resto de nuestros días", representa un "resto" mucho más largo para ellos que para nosotros.
No obstante, necesito reiterarles que para lograr un aire sostenidamente fresco, necesitamos evitar a como dé lugar que las resultas petroleras se concentren en pocas manos. Ya, estos años deberían habernos enseñado, más que de sobra, que la prioridad política número uno de todos los venezolanos, es la de no tener que situarnos de nuevo, por enésima vez, en una servidumbre al servicio de dictaduras petroleras... por primitivas o por sofisticadas, por vulgares o por elegantes que éstas sean.
Pues sí, igualmente detesto la posibilidad de que mi país, en el siglo XXI o el siglo XXII, pueda volver a caer en los recónditos más oscuros del siglo XIX, a cuenta de nuevamente caer en manos de unos resentidos simplones con sus egos y poderes inflados por la chequera de nuestras resultas petroleras.
Gobernar tiene que ser más que firmar chequecitos con el dinero de nuestras resultas petroleras, para por ejemplo comprar aviones o satélites. Gobernar es responsabilizarse por cada bolívar nuestro con los que se quedan, o los que les pagamos en impuestos.
Henrique Capriles Radonski, permítame felicitarlo por una campaña verdaderamente admirable... me quito la gorra. Y sepa Usted que el domingo votaré entusiasmadamente por usted, así sea aun cuando en mi opinión supo expresar algo mejor las razones por las cuales no votar por el otro... que las del votar por Usted.
Cuente Usted con mi más sincero apoyo... y con mi más sincera oposición. Deseo profundamente conocer, por el resto de mi vida, que mi voto ayudó a triunfar a una gestión que resultó mucho más que una simple aspirina, un mientras tanto, un hasta que ocurra la próxima tragedia... en otras palabras, que mi voto ayudó a triunfar una gestión que resultó transformadora y constructora de mi nación.