13 de septiembre de 2012

¿Quién miente menos? ¿Con qué sueña?

Ustedes han visto cuando con un detector de mentiras se busca saber si un interrogado miente. Y de seguro también habrán experimentado algunos sueños donde se recuerdan haber visto unas imágenes muy claras. Pues les "cuento", unos científicos están tratando de capturar las imágenes de sueños, para que quienes necesiten de un psicólogo, le puedan hacerle llegar un DVD con anticipación.
¿No deberían los candidatos a la presidencia, y especialmente cuando van a ser empoderados con nuestras inmensas resultas petroleras, someterse a una interrogación con un detector de mentiras, y pasarnos sus sueños por la televisión?
Mientras no tengamos tales herramientas, por lo menos debemos preguntarnos: ¿quién creemos que nos miente menos?, y ¿quién sueña más con lo que nos gustaría para nuestro país?
Lo que sí sé, es que alguien que sueña con verme marchando en un cuartel haciéndole honores a él, mi supremo comandante, no es alguien por quien yo pueda votar. Yo nací civil e irreverente.
Los resultados del 7 de octubre dependerán mucho del voto de quienes en 1998 estaban opuestos a lo que estaba ocurriendo en nuestra Venezuela de entonces, y votaron por él del "por ahora", ése quién después los ha sorprendido con un "por siempre", e implementando un paquetazo comunista.
Yo también era opositor, y bien vociferante, hasta el grado de meterme con Pdvsa, por cuanto estaba totalmente opuesto a su plan de centralización. Eso sí, no voté por el cacique actual, pero eso fue ante nada por cuanto no encontraba en mí, el cómo acudir a un acto democrático para votar por alguien que había violado la democracia.
Pero a los viejos oposicionistas, eso que recientemente han expresado preocupaciones por los planes de gobierno de la MUD, les aseguro que no tienen mucho de qué preocuparse, puesto que después del 7 de octubre, la MUD se hace algo irrelevante, y es entonces cuando el debate de verdad será abierto. Y estoy seguro que Henrique Capriles propiciará, o por lo menos no evitará, tal debate.
Y les preguntaré a cada rato "¿Porqué considera Usted estar en mejor capacidad de saber que ese gasto es razonable, que los ciudadanos decidiendo sobre el cómo gastar su respectiva cuota parte de esos recursos? ¿Es acaso Usted un sabelotodo?".
"Si siempre hemos sabido que somos un país petrolero y que, mientras el petróleo durase, seríamos un país básicamente rentista, y que muchos de nuestros problemas actuales se deben a que hemos sido malos rentistas, entonces: ¿porqué, en la búsqueda de un modelo económico de desarrollo, insistimos en abandonar el modelo rentista, en vez de perseguir un modelo que nos haga buenos rentistas?
Si conocemos que la industria petrolera no es una gran generadora de empleos y que además el petróleo, por mantener la paridad cambiaria alta, dificulta mantener la competitividad de actividades económicas intensivas de mano de obra, entonces: ¿Porqué nos empeñamos en ser más papistas que el Papa en materia de aplicaciones de políticas neoliberales, hasta defendiendo el cobro de peajes para permitir el acceso a nuestros parques nacionales, pero nos desmayamos ante la posibilidad de brindarle un poco de protección a ese gran parque nacional nuestro llamado la agricultura?".
Esos dos últimos párrafos son de julio 1997, de un artículo mío en el Daily Journal. Reflejan algunas de esas piezas difíciles del rompecabezas nuestro que, como un poblado que desea y necesita llegar a ser nación, debemos seguir debatiendo y armando.