28 de julio de 2011

"Responde... y no te hagas el loco"

Si en Venezuela se extraen unos 2.5 millones de barriles de petróleo diarios, que generan unas resultas netas por barril de 74 dólares, eso representa 63.875.000.000 dólares anuales y lo cual, por cada uno de 28 millones de venezolanos, representa Si en Venezuela se extraen unos 2.5 millones de barriles de petróleo diarios, que generan unas resultas netas por barril de 74 dólares, eso representa 63.875.000.000 dólares anuales y lo cual, por cada uno de 28 millones de venezolanos, representa unos 2.400 dólares por año, unos 200 dólares por mes. La pregunta que habría que hacerles entonces al Gran Cacique y a todo aspirante a Gran Cacique, sería la siguiente: 
¿Quién cree usted que le puede dar un uso más adecuado a las resultas petroleras, cada venezolano usando 200 dólares mensuales, o Usted usando 63.875.000.000 anuales? 
Si el Gran Cacique o aspirante a Gran Cacique responde: "¡Yo!", le repreguntaría... ¿Cómo es posible que usted menosprecie tanto al venezolano al mismo tiempo que le pide su voto de confianza? 
Si el Gran Cacique o aspirante a Gran Cacique responde: "¡Los ciudadanos!", le repreguntaría... ¿Entonces cómo es posible que no incluye usted en su propuesta de gobierno el darle al ciudadano venezolano el acceso directo a sus resultas petroleras? 
Y si luego el Gran Cacique o aspirante a Gran Cacique me balbucea algo sobre socialismo, le diría "no sea usted tan sinvergüenza, cualquier socialismo que se respete, debe por supuesto iniciar por confiar en el individuo". 
O si luego el Gran Cacique o aspirante a Gran Cacique balbucea algo sobre capitalismo, le diría "No sea usted tan sinvergüenza cualquier capitalismo que se respete, debe por supuesto iniciar por confiar en el individuo". 
Y si luego el Gran Cacique o aspirante a Gran Cacique balbucea algo sobre como el que la economía venezolana no es lo suficientemente grande, o no está lo suficientemente preparada para recibir tal cantidad de resultas petroleras, sin crear problemas de inflación o de índole cambiario, le diría: "por supuesto, y hay maneras de enfrentar ese problema, el cual por cierto es uno de los problemas que tampoco alguno de los Caciques que han estado de turno ha logrado solventar". 
Y si luego el Gran Cacique o aspirante a Gran Cacique balbucea algo sobre la necesidad de educar al venezolano le diría: no sea usted tan sinvergüenza... ¿Cree usted acaso que con un millón de doctorados, estudiados u honoríficos, la educación suya le alcanzaría para hacerlo mejor... y sin que algún día, con la soberbia del caso, meta nuestra pata nacional hasta la coronilla? 
Señor Gran Cacique, del turno de hoy o del de mañana, renuncie usted a la idea de quitar a otro para ponerse a usted mismo a manejar nuestras resultas petroleras, y entregue estas resultas a nosotros, los indios de turno. Después, como en cualquier país que se jacte de ser democrático, hablaremos de tú a tú sobre los impuestos que hemos de pagarle por una gestión gubernamental que valga la pena... en lugar de que se nos cobre por anticipado por una gestión de gobierno predestinada a ser malísima. 
Música paga no suena. Indios venezolanos todos, amarillos, azules, rojos y demás colores, unámonos para ponerle un parado en seco a estos petro-engreídos majunches caciques nuestros. Si bien entre nosotros, de seguro nos conseguiremos unos cuantos hasta aún más majunches, como grupo, los indios superamos al cacique en capacidad, por un larguísimo rato y trecho. 
¿Amigos me ayudan a preguntarle al Gran Cacique y a los aspirantes a Gran Cacique la pregunta Kurowski, o van a seguir permitiendo que se salgan con las suyas llevándose las nuestras?

21 de julio de 2011

¡No nos despreciemos!

Cuando un candidato a la presidencia venezolana, venga de donde venga, nos lanza su arenga de promesas sobre lo que nos habrá de dar "administrando" nuestras resultas petroleras, está anunciándonos, ni más ni menos, que él se considera más capaz de usar bien esas resultas de lo que cada venezolano estaría en capacidad de hacer con las que le corresponda. Eso, desde todo punto de vista, es simplemente despreciar al pueblo venezolano. 
Pero cuando y como diría Arturo Uslar Pietri, apendejados le creemos a ese candidato sus pazguatadas sobre el futuro promisor que con él nos espera, por cuanto él sí sabe firmar buenas órdenes de compra, eso lo que representa es un autodesprecio de nosotros mismos. 
Si queremos un país, es indispensable lograr que el debate político supere el plano de quien es el mejor repartidor de resultas petroleras y de quienes habrán de ser sus más devotos siervos y agradecidos consentidos. 
Sin duda que hay caciques más abusadores y prepotentes que otros, y actualmente tenemos uno de los que rompen el molde, pero, cuando nos llaman a no tenerle miedo y hacer lo que debamos de hacer, no nos demos por satisfechos con solo un cambiémoslo-ya-pa-ilusionarnos-con-otro, sino que extirpemos radicalmente ese maligno tumor nacional que significa situar nuestras resultas petroleras en manos del cacique de turno. 
Los que nos prometen que van a gobernar sin hacer diferencia en colores, simplemente plantean, sin siquiera saberlo, diferenciaciones basadas en otros criterios. Por ejemplo el cacique actual solo permite que los que posean una tarjeta de crédito puedan adjudicarse unos muy económicos dólares viajeros. La única manera de minimizar las diferenciaciones, es entregándole a cada quien su cuota parte de resultas petroleras. 
Y quienes nos prometen a incluir a todos simplemente no deberían tener el derecho de excluir a nadie. Pero por tener la política demasiados de "los que están conmigo y de los que no están conmigo", es a nosotros, los indios, que nos toca asegurar la inclusión de todos. 
Sé que me dirán que los políticos son iguales en todas partes del mundo, con o sin resultas petroleras. Exactamente, y, de nuevo, es justamente por ello que es a nosotros que nos toca imponerles limitaciones puesto que, si no, seguiremos friéndonos en nuestros propios hidrocarburos. No le pidamos peras al olmo, no le pidamos a un político que renuncie a las resultas petroleras, no le pidamos a un político renunciar a poder ofrecer sus ofertas del "si estás conmigo"... esa tarea de limitarle el acceso a ellas nos toca a nosotros. 
Imaginémonos un proceso electoral después que hayamos cumplido con nuestra obligación. Un proceso donde los políticos son los que nos deben demostrar de porque hemos de permitirles usar algo de nuestras resultas petroleras y del porqué debemos pagarle impuestos... Eso sí que sería un proceso electoral de verdad... y ese está a nuestro alcance, si así lo deseamos. 
Definitivamente necesitamos un gobierno de transición. No para manejar una burda transición de un cacique y otro, sino para una transición vital, entre un país fofo y pedigüeño y un país enérgico donde nosotros, los indios, somos los sembradores de nuestro futuro. 
Que el cacique de turno es más capaz que los ciudadanos en sembrar el petróleo, es un valor venezolano que no debemos defender, sino un valor venezolano que debemos erradicar. Hoy nadie nos humilla, hoy nos autohumillamos.

7 de julio de 2011

El Centenario de la Dependencia

Agua mucho la celebración del bicentenario de la declaración de nuestra independencia de España, el saber que en poco tiempo debemos recordar el centenario del inicio de nuestra dependencia del petróleo, aquella iniciada el 31 de julio de 1914 con el reventón de Zumaque 1. 
Nuestra profunda dependencia del petróleo, que solo va en crescendo, es económica, política y psicológica. 
Económica por cuanto no hemos tenido el carácter para domar los vaivenes de las resultas petroleras, por lo que siempre estamos expuestos a los latigazos del mercado. 
Política por cuanto no hemos tenido el coraje de ejercer nuestros derechos como ciudadanos dueños de las resultas petroleras, sintiéndonos siempre más cómodos buscando a un Gran Cacique para que los ejerza en nombre nuestro... para luego tener que hacerle a éste enrevesadas reverencias a fin de que nos devuelva por lo menos algo, o preferiblemente más de lo que nos correspondería de esas resultas. 
Psicológica por cuanto para ocultar nuestra dependencia hablamos de la industria petrolera y celebramos en alto nuestras pasadas y superadas independencias... para que a nadie se le ocurra el celebrar un Día del Petróleo que podría desnudarnos y mostrar que, profundamente adictos, ni siquiera tenemos la decencia de pertenecer a unos Petroleros Anónimos. 
 Especialmente duro debe ser el día de independencia anterior, la de España, para todos quienes deben estar conscientes que de no encontrarse en un país de dependientes petroleros dependientes del cacique de turno, y ante éste haberse rendido en los términos más absolutos que una rendición pueda implicar, no tendrían posibilidad de esperar que algunos, fuera de sus más intimo círculo de sufridos amigos, se calasen sus discursitos patrios. 
Si de verdad queremos lograr la independencia de los venezolanos, el próximo Centenario de la Dependencia sería una maravillosa ocasión para promulgar La Liberadora... si es que no la promulgamos hoy mismo, como sería lo más aconsejable. 
Esa Liberadora colocaría las resultas petroleras en un fondo petrolero manejado por ciudadanos sin vinculación política... desde el cual se traspasaría al país resultas petroleras por montos que puedan ser digeridos por la economía sin producir ingestas inflacionarias o excesivos gases que se esfuman en importación suntuarias. Igualmente La Liberadora prohibiría cualquier endeudamiento público que implicase una hipoteca explícita o implícita sobre las futuras resultas petroleras. 
Esa Liberadora limitaría las resultas que puedan anualmente ser traspasadas al Estado, al no exceder el monto menor del 15% de las exportaciones nacionales, del 4% del PIB, o del 25% que recibe el Estado de los ciudadanos directamente por concepto de pago de impuestos... lo último para evitar las dudas sobre quién es el verdadero soberano. 
Esa Liberadora determinaría que cualquier repartición adicional de resultas solo podría ocurrir mediante su entrega directa en partes iguales a los ciudadanos, los verdaderos sembradores del petróleo. 
Esa Liberadora nos tranquilizaría al determinar que el agrandar el futuro de nuestro país estará siempre en manos de nuestros hijos y nietos, sin necesidad de angustiarnos por la posibilidad de verlo desangrar en peleas sobre qué tribu habrá de imponer su cacique a los demás. 
Solo esa Liberadora podrá garantizar que el interés de los ciudadanos en defender la Constitución supere el interés de sus gobernantes en violarla.