16 de junio de 2011

El absceso


Me preguntaban en el exterior sobre cómo le va a Venezuela y les respondí "más del 95 por ciento de todas las exportaciones del país van directamente al Estado, donde son administradas por el cacique que esté de turno... así que, díganme ustedes cómo creen que nos va". No requerí decir más nada, por cuanto todos sabían que, en la terminología del día, eso es como vivir dentro de un absceso, pus por doquier. En el caso nuestro con el muy serio agravante de que pocos quieren o siquiera entienden la necesidad de drenarlo.
¿Qué plan nacional para hacer de nuestro país un mejor país y de nuestros ciudadanos unos mejores ciudadanos, puede una oposición presentar basado en que el petróleo seguirá teniendo tanta importancia y seguirá siendo manejado, en esencia, de la misma manera?
¿No entienden quienes se venden como más capaces de distribuir los ingresos petroleros que simplemente serán otros productores de pus, hagan lo que hagan? Cuando las resultas petroleras les llega a Venezuela éstas pueden ser usadas para su desarrollo pero, una vez que caen en una todopoderosa central distribuidora, se convierten en puro pus.
¿Qué tontería es esa de hablar sobre cumplir con la Constitución cuando nuestra realidad petrolera imposibilita que la constitución se pueda cumplir? Una Constitución se escribe, ante nada, para limitar el poder del Estado... y ante la actual concentración de poder, no hay constitución que valga, por mucho que la actual se quiera obedecer y respetar.
Para drenar nuestro absceso nacional y librarnos del pus y de los tejidos muertos en nuestra patria, propongo lo siguiente:
Primero, limitar el monto de las resultas petroleras disponibles para la economía nacional a las que le resultan digeribles a la economía nacional. Eso fue lo que se intento hacer con el Fondo de Inversiones de Venezuela, pero que no se logró, sólo por cuanto no se pudo mantener las manos políticas alejadas del FIV. Y aquello lo sé por cuanto en 1974 fui el primer gerente de diversificación del FIV, pero que a los muy pocos días de ocupar el cargo, el mismo día que llegaba el escritorio, renunciaba asqueado por las presiones políticas que ya se notaban. \
Segundo, limitar la concentración de las resultas petroleras en el Gobierno. A tal fin he propuesto limitar lo que se pueda traspasar anualmente al Estado de las resultas petroleras a no exceder el menor monto: del 4 por ciento del PIB, del 15 por ciento de las exportaciones nacionales o del 25 por ciento de todo lo que el Estado recibe en contribuciones fiscales de sus ciudadanos.
Tercero, si las resultas petroleras que pueden traspasarse a la economía nacional exceden de lo que es permitido traspasarse a el Estado, esos traspasos deben ocurrir solo vía el pago de cuotas iguales, en efectivo, a cada uno de los ciudadanos dueños del petróleo.
Y eso sí, que seamos los venezolanos quienes drenemos nuestro absceso. Eso de permitir que otros se queden con nuestras resultas petroleras para gastarlas ellos, eso parece indicar además la existencia de un muy serio absceso craneal.