4 de noviembre de 2010

De vómitos y Citgo

Cuando quien tiene la responsabilidad de guiar los destinos de la nación, ignora aquello para satisfacer sus ansias de poder, la nación sin duda enfrenta una situación vomitiva. 
Cuando muchos ciudadanos se irrespetan sometiéndose a la sola voluntad de un cacique, sin duda enfrentamos una situación vomitiva. 
Cuando Venezuela, como nación, se nos escapa entre los dedos y sabemos que por cada día que pasa les estamos dejando menos y menos de todo excepto problemas a nuestros hijos, vomitamos. 
Cuando observamos militares cavándole túneles a las fuerzas externas que quisieran ocuparnos, vomitamos. 
Cuando observamos las políticas económicas que brindan apoyo a otros países a costa del nuestro, vomitamos. 
Cuando sabemos de tantos compatriotas que han invertido sus últimas reservas de esperanzas en confiar en el cacique de turno, de tanta lástima por ellos vomitamos. 
Cuando observamos a los zamuros de turno, riéndose, aprovecharse de las bufonadas, de pura rabia vomitamos. 
Cuando tantos de los ciudadanos, entre los cuales me incluyo, buscamos salidas civilizadas cónsonas con nuestras más profundas convicciones… ¿cómo podemos evitar que haya días que deseamos que algo o alguien nos obliguen a meternos los dedos en la garganta, para vomitarlo todo? 
Ése día que vomitemos todo… que más nunca volvamos a aceptar el principal origen de lo nauseabundo de todo, lo cual no es otro que la entrega de nuestras resultas petroleras a los intereses cortoplacistas y egoístas de quien tengamos como cacique de turno… así sea éste un clon de Albert Einstein, Madre Teresa y Simón Bolívar. 
En fin, algo debemos hacer, pronto, por cuanto no existe una muerte más horrible para un pueblo que la de asfixiarse con sus propios vómitos. 
Y ahora les explico que Citgo tiene tres componentes: 
Una red de franquicias gasolineras que desean surtirse con gasolina de calidad aceptable para revenderla al mejor precio… por lo que con tener la gasolina de calidad aceptable al mejor precio basta… las demás ganancias, son de los dueños de las franquicias. 
Unas refinerías que refinan petróleo no venezolano. Por cuanto la refinación de petróleo, en términos generales, aun para eficientes entes privados, ha resultado, en promedio, ser un negocio muy mediocre, tales refinerías constituyen un negocio público más que mediocre para Venezuela. Hubo una ventana de oportunidad para venderlas a buen precio cuando hace no mucho la capacidad de refinación era especialmente escasa… ya no. 
Unas refinerías que refinan petróleo venezolano y que, sin tener petróleo venezolano que refinar, no justificarían ni siquiera el pago a un guachimán para que cuide sus pedazos de hierro. 
En suma, jamás hubo razones por las cuales pagar algo por Citgo, como jamás habrá razones de esperar algo en pago por Citgo. 
Si alguien ahora dice que espera conseguir unos 10.000 millones de dólares por Citgo, es por cuanto alguien espera regalarle unos 10.000 millones de dólares o más a Citgo, mediante unos contratos de suministro de petróleo venezolano a descuento… igualitos a los contratos de suministro de petróleo venezolano a descuento que permitieron a Citgo disfrazar, desde su principio, la extrema pobreza de sus resultados financieros. En otras palabras, alguien tendría la intención de crear sobre nuestro petróleo otra hipoteca china para beneficiar su propio ahora, sin preocuparle nuestro mañana... ¿vomitivo eh?
Caracas, El Universal