18 de junio de 2009

Las cifras del "excremento del diablo"

En el reciente informe de gestión y de cifras auditadas de Pdvsa se lee que en el 2008 se extrajeron 3.235.000 millones de barriles diarios, que el precio de la cesta de exportación fue de 86,49 dólares por barril y que el costo de "producción" (no se produce se extrae) fue de 7,10 dólares por barril.
Si de esos resultados se hubiesen apartado para inversiones la cantidad de 8.000 millones de dólares y que estimo serian más que suficientes para alimentar un extraordinario plan de inversiones propias de Pdvsa obtenemos que las resultas petroleras netas para el 2008 fueron de 85.742 millones de dólares. Esas resultas petroleras del 2008 representan para cada uno de los 26 millones de venezolanos unos 3.297 dólares anuales o sea unos 275 dólares mensuales.
La pregunta que deberíamos hacernos todos los ciudadanos, como los verdaderos propietarios de las resultas petroleras que somos, es sobre si estaríamos mejor cada quien recibiendo sus 275 dólares mensuales en lugar de entregarle 7.145.166.167 dólares cada mes al Gran Hacendado de turno.
No todos responderían igual. Para quienes el ingreso por consumir gasolina regalada, de tener acceso a los inmensos subsidios cambiarios existentes o formar parte de la nómina del entorno íntimo del Gran Hacendado de turno produce más de 275 dólares mensuales, en términos económicos no les convendría cambiar el sistema; aun cuando ese cálculo excluye por supuesto el valor de poder liberarse de un jefecillo que ordena todo y al cual hay que chuparle tanto las medias.
No obstante la gran mayoría de los venezolanos, y muy especialmente los pobres, sin duda que estarían mejor recibiendo ellos mismos sus resultas, decidiendo ellos mismos qué hacer con ellas, sin por ejemplo necesitar de un carro para agarrar de la piñata de gasolina regalada. Y esto no solo por cuanto recibirían más dinero sino antes que nada por cuanto así sabrían que ese es el dinero que hay y no perderían un segundo de su tiempo ni cobrando lo suyo ni esperando lo que no hay.
El hecho que Juan Pablo Pérez Alfonso con razón pudo ponerle el nombre "excremento del diablo" al petróleo nuestro aun cuando objetivamente debería más bien ser una bendición de Dios se debe fundamentalmente a lo siguiente:
Primero, el solo hecho de colocar tantas resultas en manos de un Estado hace del Estado un ente diabólico, que excrementa, y de los ciudadanos, unos súbditos, que ruegan y pelean entre sí por el excremento. Un cheque mensual, graciosamente otorgado por el Gran Hacendado de turno por igual a cada quien sigue siendo un excremento mientras que un cheque recibido por cada quien, como propietario de las resultas, es un dividendo o una semilla para sembrar.
Segundo, la existencia de las resultas petroleras crea en la población un conjunto de expectativas de ricachón petrolero y cuya razonabilidad nadie sabe medir. Si te dieron todo tu dividendo de 250 dólares y los desperdiciaste ya sabes a quién culpar, pero si solo te dieron un cheque de 250 dólares y no te alcanzaron igual puedes creer que la culpa es de quien no te dio más. Todos entienden de 250 dólares… ¿quién rayos puede entender 7.145.166.167 dólares… cada mes?
Amigos, exijamos que se nos entregue las resultas petroleras para que nosotros los ciudadanos podamos aprender a sembrar el petróleo sembrando las resultas, o por lo menos excrementarlas nosotros mismos para que nos sirva algo de abono, ya que ni para eso sirve lo que el diablo produce.
Amigos, mandemos a lavar los paltós de todos quienes quieren convencernos que ellos saben manejar mejor que nosotros mismos nuestros 250 dólares mensuales…o los dólares que sean por cuanto no confío mucho en las cifras de Pdvsa, por auditadas que sean.
Amigos, el ser un país petrolero presenta por supuesto muchas otras dificultades, pero eso es solo una razón más para tener lo del reparto resuelto y así poder dedicarnos de lleno a superar los demás retos. Si hay que aprender a pagar más impuestos para cubrir los gastos del Estado, pues se aprenderá.

4 de junio de 2009

¡Listo!… en el primer nanosegundo del mes

El hecho que el Gran Hacendado de turno expresase así fuese solo una posible intención de debatir con unos intelectuales extranjeros, mientras que jamás se digna a hacerlo con los ciudadanos venezolanos, me revolvió el alma. A continuación me permito citarles de "Acordes extraños" un artículo escrito por el periodista y poeta cubano Raúl Rivero y que fuese publicado en El Mundo de España en abril de 2009. 
"Aunque se anuncian músicas nuevas, los cubanos tienen que seguir en el baile, solos en el salón, con la más fea. Y la más fea es la dictadura. Es una mala costumbre. Una falta elemental de urbanidad que los totalitarios han trasmitido a los demócratas. Los cubanos no cuentan. Se les organiza la vida, se decide hasta el color y la madera que se utilizará para fabricar sus ataúdes, pero ellos no tienen la oportunidad ni de decir «esta muerte es mía»… Los que llevan medio siglo en la sala de baile no necesitan expertos ni maestros de danza. No añoran nuevos músicos. Ni asumen el color de otras cadencias. Quieren que se vaya la orquesta y que se enciendan las luces". 
Yo, un venezolano que con algo más de medio siglo acumulando deseos por lo mejor de mi país igualmente quiero que se "vaya la orquesta y que se enciendan las luces", para debatir lo que antes de nada debemos debatir en Venezuela… ¿El quién debe ser el sembrador de las resultas petroleras, los Grandes Hacendados de turno con sus respectivos aparatajes gubernamentales o los ciudadanos? 
Si las resultas petroleras son las semillas que hemos de sembrar, entonces éstas no representan los peces como nos quieren hacer creer quienes quieren seguir usufructuándolas, sino en verdad son nuestras cañas de pescar. 
A mí no me cabe la menor duda que somos los ciudadanos quienes debemos recibir esas cañas de pescar que representan las resultas petroleras, para así tener la posibilidad de aprender a pescar… como tampoco me cabe la menor duda que tenemos que quitarle al gobierno esas cañas de pescar para evitar que sean usadas como látigos, así como para evitar el tener una ciudadanía sentada con expectativas esperando por los pescados… como tampoco me cabe la menor duda que desde el principio debemos entregarle las cañas de pescar a los ciudadanos para que a nuestro país no se le vaya la vida con sus ciudadanos peleándose entre sí por ellas.
Imagínense a las resultas petroleras, o sea lo que queda después de haber efectuado todos los apartados necesarios para acometer las inversiones sin tener que hipotecar el petróleo, siendo depositadas en un fondo de los ciudadanos… y del cual una Junta de siete miembros elegida por los ciudadanos decide cuánto se debe repartir considerando las variables macroeconómicas y el deseo de brindarle una mayor estabilidad al país… y luego ese monto, en el primer nanosegundo de cada mes, es repartido por igual entre los ciudadanos abonando las tarjetas de débito que previamente se le ha entregado a todos ellos. 
A partir de ese nanosegundo ningún ciudadano tiene porqué albergar expectativas petroleras con respecto a sus gobiernos; a partir de ahí ningún gobierno tiene razón de ocuparse de la repartición que corrompe y por lo tanto puede gobernar como un gobierno normal; a partir de ahí los ciudadanos podrán buscar cómo manejar las tantas otras dificultades implícitas en ser un país petrolero. 
Las resultas del petróleo son una bendición que las hemos convertido en maldición permitiendo que las decisiones sobre su uso recaigan en el Gran Hacendado de turno… sea éste quien sea, amarillo, azul o rojo. Necesitamos que se prenda la luz que ilumine esta triste realidad venezolana y sobre la cual jamás se debate. 
Gran Hacendado de turno, así como cualquier otro aspirante a ese cargombur, no sean cobardes y atrévanse responder… ¿Quiénes creen ustedes que pueda maneja mejor las resultas petroleras, ustedes decidiendo sobre 4.000.000.000 dólares mensuales que no son suyos o cada uno de sus ciudadanos decidiendo sobre los 160 dólares suyos? ¿Ustedes? ¿Es esa la confianza que ustedes les tienen a sus compatriotas? En ese caso permítame expresar mis serias dudas sobre sus propias capacidades para administrar sus propios 160 dólares mensuales. Mejor se las entregamos a sus mamás.