3 de septiembre de 2009

La irresponsabilidad del hacendado

En la Constitución no hay nada que parezca permitir que los que consumen gasolina puedan repartirse entre sí algo así como el 10% del PIB dejando afuera a los que no la consumen, todo lo contrario, por lo que la responsabilidad directa por ello debe recaer en el Presidente.

Imagínense una fábrica de cerveza propiedad de todos los venezolanos y el Presidente decide repartir dividendos no en dinero sino ofreciendo cerveza gratis a quienes les gusta la cerveza. Eso es justamente lo que se hace en Venezuela donde los precios actuales de la gasolina son una absoluta vergüenza y el reflejo de una increíble e irresponsable falta de liderazgo político a quien le toca "Administrar la Hacienda Pública". Tamaño "buen padre de familia" que se gasta el país.

Y oímos hablar por ahí de aumentar el precio el 30% y oímos gritos de "¡Horror!". Les pregunto: ¿Qué significa llevar la gasolina "cara" de 95 octanos de BsF 0,097 a BsF 0,126? Exacto, nada. El 30% de nada es nada. Mejor sería hasta regalarla por completo ya que así por lo menos nos ahorramos el costo de controlar el menudo. Es más, aun aumentándola el 300%, Venezuela seguirá siendo el país que vende la gasolina más barata en el mundo… y su bajo precio seguiría siendo una insolencia para con quienes no la consumen.

"Pero es que en Venezuela nadie se atreve aumentar la gasolina". Entonces que no tengamos presidente y verán cómo la gasolina ipso facto se vende en su justo valor mercado. El problema de un país en el cual las resultas del petróleo son entregadas todas al hacendado de turno no es sólo que los peones nos acostumbramos a pedir sino también que el patrón se acostumbra a lanzarnos limosnas, echándoselas de buenazo, cuál una Doña Evita, y perdiendo las agallas para hacer lo que le toca hacer… si acaso alguna vez las tuvo.

Dado que política es política, no necesariamente le toca a la oposición proponer aumentos en la gasolina, aun cuando sí podrían beneficiarse de informar a los pobres del verdadero significado de los precios bajos. Pero, aparte del Presidente, los que sí no tienen perdón, es toda esa colectividad de economistas y académicos a quienes les toca analizar y proponer políticas económicas buenas para el país pero que se quedan calladitos como si fuesen un peluquero del hacendado temeroso de recibir una menor propina.

El que esa colectividad de colegas no estén de armas tomar en un asunto tan vergonzoso como el de los precios de la gasolina en Venezuela, me llena de tristeza. Y que la inflación pa´cá y que las ventajas comparativas pa´llá. No sean ridículos, si los precios bajos de la gasolina ayudasen en algo a combatir la inflación, en Venezuela tendríamos la madre de todas las deflaciones y si los precios bajos de la gasolina de verdad nos estuviese brindando ventajas comparativas… "¡Apártate Estados Unidos que ahí viene Venezuela!".

Hay quienes sostienen que la gasolina regalada por lo menos les compensa en algo las malas políticas económicas. Mentira, la gasolina regalada es sólo otra de las tantas malas políticas económicas. No es aceptable tener que ir al botadero de basura para recoger las sobras con que alimentarse.
La verdad es que siendo hoy el provecho marginal nacional de un litro de gasolina venezolana extraído por la frontera y vendida a valor internacional mayor que el provecho marginal nacional de un litro de gasolina quemada en una cola venezolana, los contrabandistas de gasolina, en términos de productividad económica, son unos verdaderos patriotas.

El Universal