19 de junio de 2008

Las focas y la payasita-dominatrix

Se inundo el espectro de opiniones con comentarios sobre un supuesto cambio de 180° en el rumbo de chávez. En lo que a mi me concierne, nada de eso, ya que para todos los fines prácticos, ahí sigue chávez igualito, sentado con la chequera de nuestras resultas petroleras, por lo que cualquier movimiento solo debe interpretarse como una rotación entre las focas que lo aplauden esperando que con eso se han de ganar un favor presidencial durante el reparto de los pescaditos.

Las resultas petroleras son nuestras y de solo tener un poco más de respeto por nosotros mismos, hace tiempo que con nuestros votos ya hubiésemos ordenando que tales resultas se nos fuesen entregadas por completo y que nuestros gobierno se limiten a gobernar con los recursos que nosotros le hagamos llegar por la vía del pago de impuestos… igualito como lo hacen absolutamente todos los países que han logrado un desarrollo de primera.

Permítame ser lo más claro posible. Ustedes habrán leído que existen quienes obtienen un disfrute sexual subyugándose a otra persona, algo frecuentemente ilustrado con la presencia de una dominatrix que tiene a sus pies, lamiéndole sus botas, a quienes están dispuestos a someterse a todo tipo de vejámenes e humillaciones. Igualmente estoy seguro que conocen a esas simpáticas payasitas que animan las fiestas de los niños repartiendo regalitos.

Pues bien, en Venezuela, en época de altos precios petroleros, quien controla las resultas del petróleo termina siendo en efecto una raro engendro entre payasita de piñata con dominatrix y que, dueño absoluto de la piñata y del látigo petrolero, le va entregando poco a poco los regalitos o los latigazos a quienes el quiere y como a él le da la gana, aún cuando por supuesto también hay entre los invitados algunos quienes tienen la habilidad de colearse y apoderarse de gran parte de los regalos sin que el presidente se de cuenta. Esto, amigos, no es de país serio.

Necesitamos dejar de someter al país a un sufrido proceso de repartición de las resultas petroleras, que dependa de los favores de quien esté en el gobierno, no solo para librarnos de ese payasita-dominatrix sino también para librarnos de esa creencia de que vivimos en una piñata en lugar de vivir en una nación donde los ciudadanos tienen la obligación de sembrar su futuro y no solo de esperar la cosecha. Para ello, nada mejor que establecer un simple sistema mediante el cual se le entrega las resultas del petróleo a cada ciudadano.

Y de nuevo ya oigo los gritos de quienes consideran esta propuesta “amoral” y de quienes antes de atreverse hacer cualquier cosa quieren evidencias contundentes de que aquello vaya a funcionar.

¿Amoral? ¡Para nada! 3 millones de barriles diarios a 100 dólares neto por barril representan 350 dólares mensuales por a cada uno de los 26 millones de venezolanos. No hay Biblia o tratado económico o político alguno que prescriba que entregarle 350 dólares mensuales a cada ciudadano sea peor que entregarle 26 millones de veces 350 dólares mensuales al payasita-dominatrix de turno. Amoral y asocial es robarle 350 dólares a quién no tiene nada.

¿Que eso vaya a funcionar en un 100? ¿Qué se yo? Lo único cierto es que lo actual no sirve y que estamos urgentemente necesitados de un gobierno dispuesto a trabajar para nosotros con lo que nosotros le pagamos en lugar de ser gobernados por quienes además tienen la osadía de insultarnos anunciando la pocas obras ejecutadas como hechas por ellos. Venezolanos, atrevámonos a sembrar el petróleo…nosotros mismos. Les ruego…no eduquemos nuestros hijos a ser focas.
El Universal
Noticiero Digital