15 de mayo de 2008

Educar... ¿en qué país?

El recurso económico más valioso con el cual cuenta el recurso más valioso de Venezuela, sus ciudadanos, es en este momento el petróleo. El instrumento más importante para educar a la ciudadanía sobre como usar ese recurso no renovable llamado petróleo, es justamente la educación.

Aun cuando hay algunos buscando imponer un currículum educativo rojo-rojito y otros llamando a una rebelión pacífica en contra de esta, ambos lados lo hacen sin antes haber definido con exactitud que país queremos.

Una cosa es un país donde le entregamos todas las resultas del petróleo al Estado y le pedimos a este que por cuenta nuestra las siembre, para luego sentarnos a esperar o cosechar o quejarnos y otra cosa, muy distinta, es un país donde se le entrega tales resultas directamente al ciudadano diciéndole "salga a sembrarlas con cuidado para usted, su familia y su país, por cuanto un día no habrá más de ellas".

En el primer país hay dos carreras básicas, la del quítatetú-paraponermeyo, cuyo objetivo es formar agarradores de chequera con ciertas cualidades mínimas para distribuir las resultas petroleras; y la del chupa-medias, la cual busca desarrollar la experticia que asegura la máxima tajada de las resultas. Por el contrario, en el segundo país, hay la necesidad de ingenieros, agricultores, expertos en turismo y todas esas profesiones mediante las cuales un ciudadano construye familia y país.

Además la educación no se da sólo en colegio, liceo o universidad, sino comienza por casa. La semana pasada cuando de nuevo escribí sobre esa vergüenza de política pública de estar regalando la gasolina, otra vez recibí comentarios del tipo "la gasolina barata es lo único que nos queda y si chávez se la puede regalar a otros también me la puede regalar a mi"; "si los pobres no tienen un carro con el cual cobrar su dividendo en gasolina pues que formen una cooperativa y se compren uno".

Con padres así, incapaces de comprender que a otros países no le hace mal recibir la gasolina regalada puesto que ellos conocen muy bien su valor, mientras que en nuestro país la gasolina regalada nos impide valorarla y de hecho convierte a sus consumidores en cómplices del robo que con ello se le hace a quienes no consumen la misma cantidad de gasolina, resulta claro que el saber qué país queremos también es algo muy necesario para lograr una buena educación en casa.

Por cierto, el hecho que en nuestras iglesias jamás se oigan unas misas de acción de gracias por el petróleo parece indicar que nuestro colectivo religioso también se encuentra necesitado de unos seminarios de reparación. ¿Quién se imagina un país agrícola sin una Iglesia que ruega por y agradece una condiciones climatológicas que permitan una buena cosecha?

Por cierto, como sé que habrán quienes me acusarán de querer educar con el populismo como bandera me les adelanto con las siguientes preguntas.

¿Quién es más populista? ¿El político que no se opone a que el ciudadano reciba su cheque de 200-400 dólares mensuales o quién sostiene que sólo concentrando esos recursos en las manos del Estado (sus manos) se puede lograr el gran país que todos merecen por cuanto, a diferencia de todos los que lo antecedieron, el sí sabe que hacer?
¿Quién es más fácil víctima del populismo? ¿El venezolano que por ser venezolano recibe su cheque de 200-400 dólares mensuales sin hacer nada sólo por cuanto la providencia situó en su país un recurso no renovable como es el petróleo... o el venezolano que no recibe nada en efectivo y por lo tanto necesita creerse las promesas de los políticos?

Amigos, insisto en que el mejor mensaje que puede recibir un individuo para desarrollar conciencia de ciudadano en un país petrolero es: "Aquí están tus 200-400 dólares mensuales que te envía la providencia. ¡Pronto no habrá más así que te toca hacer lo mejor con ellos!".

¿Y lo del gobierno? Bien gracias, con los impuestos que le pagan sus ciudadanos, por cuanto el gobierno se debe a los ciudadanos y no a la providencia.