23 de mayo de 2000

Solicito la actuacion del Consejo Moral Republicano

Con certeza sabemos, que habrán de surgir muchas ocasiones, donde PDVSA y el Gobierno puedan verse tentados a confabularse para satisfacer intereses, que no son verdaderamente los de la Nación. La última vez que esto ocurrió en gran escala fue durante la apertura, en la cual una desorientada gerencia petrolera logró sus metas y el Gobierno recibió un cuantioso cheque - por supuesto ya gastado. En materia petrolera resulta imposible para un ciudadano obtener la información necesaria para hacer su propia evaluación y, en el supuesto de que lo logre, descubra lo que descubra, será apabullado por la influencia que PDVSA y el Gobierno pueden desplegar. 
A causa de lo anterior, durante años y en muchos artículos, he solicitado la creación de la figura del Ombudsman Petrolero para que, en representación del ciudadano ordinario, ejerza la supervisión de nuestra industria petrolera. Aún no lo he logrado y es por ello que, a falta de éste, hoy recurro por esta vía al Consejo Moral Republicano, conocido como el Poder Moral, que según lo establecido en el Artículo 274 de la Constitución, debe velar por la buena gestión en el uso del patrimonio público, para que investigue sobre lo que planteo a continuación. 
PDVSA - CITGO 
Tengo en mis manos (obtenido vía Internet) copia de la Forma 10-Q/A que CITGO entregó a la Comisión Nacional de Valores de los Estados Unidos, el 24 de Enero del 2000, y en el cual leemos lo siguiente: 
"Para el 30-09-99, las entregas de crudo de PDVSA a CITGO fueron menores que el volumen contratado (debido al recorte de producción)… Como resultado, CITGO estima que los márgenes para los periodos desde el 1 de Julio y el 1 de Enero de 1999, hasta el 30 de Septiembre de 1999 (3 y 9 meses), se redujeron en 11 y 28 Millones de US$ respectivamente, de lo que de otra forma hubiese sido el caso." 
Considero que lo anterior es razonable evidencia de que PDVSA le ha vendido a CITGO petróleo a precios más bajos que los del mercado, distorsionando así los verdaderos resultados de su gestión. 
Como venezolano interesado en el bienestar de PDVSA, siempre he considerado como exagerada la importancia dada a la participación de mercado, ya que lo único realmente requerido para vender petróleo es, ser un productor razonablemente confiable y capaz de ofrecer el producto a los precios del mercado. Algunas inversiones de PDVSA, tales como la de CITGO, pueden obedecer a intereses y ambiciones internas y, para descartar tal posibilidad, se requiere de datos e información veraces. 
En virtud de lo antes expresado y dado que hay pocos asuntos que tienen tanta importancia para el bienestar de Venezuela que su industria petrolera, solicito al Poder Moral inicie una evaluación real de los resultados para el país de la operación CITGO - usando para tal fin a profesionales no relacionados con la industria. 
PDVSA - GAS 
Aún cuando el petróleo y el gas no son exactamente lo mismo, ambos son en gran medida productos sustituibles, encontrándose sus precios y volúmenes de oferta y demanda íntimamente relacionados, especialmente en el mediano plazo. De allí que considere lógico que el gas libre sólo debería ser explotado, en la medida en que nos produzca una utilidad bastante similar a la del petróleo. 
En el supuesto de que los costos de producción del petróleo sean de US$ 2 por el componente extranjero y US$ 3.50 por el nacional, se puede decir que cuando Venezuela vende un barril a US$ 23, al país le quedan US$ 21 y al Estado US$ 17.50. Si suponemos también que cada barril de petróleo equivale a 7 millones de BTU de gas, obtenemos que, en principio, cada millón de BTU en gas debería resultar en US$ 3 para el país y US$ 2.50 para el Estado – de no ser así, estaríamos compitiendo con nosotros mismos con un producto de menor rentabilidad, siendo entonces preferible vender más petróleo y conservar el gas. 
Hoy, cuando al país se le anuncian una serie de proyectos de gas libre, sin indicar de manera clara cuánto le ha de quedar a la Nación por sacrificar un recurso no renovable, y mencionando estimaciones de rendimiento del 12% (nivel ínfimo comparado con lo que paga el país por deuda nueva) sospecho que, como fiduciarios de las próximas generaciones de venezolanos, se está haciendo un pésimo negocio con el patrimonio nacional y así lo denuncio. 
IMPUESTOS AL PETRÓLEO 
La mayoría de los países consumidores de petróleo en el mundo han venido aumentando los impuestos que cobran a los productos petroleros. Por ejemplo en Inglaterra los impuestos a la gasolina los cuales, ya para 1985 representaban un 85%, se situaron en 1998 en un absurdo 456%. Como es de esperarse tales impuestos aumentaron los precios de los productos petroleros a nivel de consumidor y efectivamente, vemos que en Inglaterra el índice de precios de tales productos, pasó de un 100% en 1980 a un 247% para 1998. Como resultado, la demanda por el crudo se deprimió, hasta tal grado de que el índice del precio del petróleo crudo, de un 100% en 1980 bajó a sólo el 18% para 1998. 
El análisis anterior está basado en datos extraídos del "World Oil Trends 1999” publicado por Arthur Andersen y Cambridge Energy Research Associates y de el se desprende que nuestros ingresos petroleros, sin duda se vieron negativamente afectados, en unas dimensiones impresionantes. Decir que a consecuencia de lo anterior el país haya, durante los últimos 18 años, perdido ingresos por el orden de 100 mil millones de dólares – monto que equivale cuatro veces su deuda externa – no luce descabellada. 
Considerando que lo anterior ocurrió justo cuando Venezuela estaba inmersa en un proceso de apertura, reduciendo sus aranceles comerciales y firmando convenios relativos a marcas y patentes, me obliga solicitarle al Consejo Moral Republicano, que investigue sobre la antipatriótica indiferencia que Venezuela ha desplegado en la materia. Es justicia.

2 de mayo de 2000

Nuevas profesiones venezolanas para un nuevo milenio

Hay un proverbio chino que recomienda apuntar a las estrellas ya que, aún cuando no se alcancen, se llegará mucho más alto que apuntando hacia algo ubicado al mismo nivel. Siempre me recordaba de ese proverbio cuando, hace unos años observaba una cuña motivacional, donde un niñito educado, respetuoso y lleno de voluntad, respondía cuando se le preguntaba qué era lo que quería hacer cuando fuese grande, a lo que respondía - "tener un ganadito y eso" - todo esto en un país petrolero y ante un nuevo milenio.
Igualmente me contaron que un niñito, respondiendo a la misma pregunta por televisión, sorprendió con un - "¡Ser guardia nacional!". Al "¿Por qué?" de la reportera, Sandra Mondolfi, respondió de manera sincera "Usted sabe, para pedir papeles y eso".
Por triste que sea, de todas formas los muchachos anteriores estaban más claros en sus metas y aspiraciones, que la mayoría de la juventud venezolana actual.
Si a lo anterior se le añade;
·        La dudosa preparación del estudiante, tanto en primaria como en secundaria.
·        El desconocimiento que se tiene del significado de una Universidad, lo cual le permite a un estudiante de ingeniería eléctrica declarar por la prensa que "el precio del comedor debe aumentarse a más de dos bolívares  por cuanto eso conllevaría a una mejor calidad de alimentos".
·        La cantidad de profesionales desempleados, sub-empleados o simplemente no preparados para las necesidades del país.
·        La propia desorientación de la Universidad, más que evidenciada cuando, en una cuña, la UCV declara con orgullo, que entre sus grandes logros institucionales se encuentra el desarrollo de la tinta indeleble - pilar del sistema democrático.
Nos tenemos que dar cuenta, de que en el mundo de la educación universitaria se necesita un sacudón bastante más grande, que el que afectó al sector político. Es necesario implementar un proceso reconstituyente educativo y, a tal efecto, me permito esbozar algunas ideas sobre nuevas profesiones, que pudieran tener un gran significado para la Venezuela de hoy y que, por lo tanto, pudieran servir para motivar los cambios. Como economista, las oportunidades que visualizo están basadas, o en nuestra propia realidad económica, o en el desarrollo de una capacidad de defensa de los intereses nacionales dentro de un proceso de globalización.
Antes que nada, y en materia de energía, Venezuela es un país obeso en un mundo anoréxico. Lo anterior significa que siempre seremos el blanco de esfuerzos dirigidos a que entreguemos nuestra energía al menor precio posible.
Un ejemplo de cómo hemos sido manipulados, lo tenemos cuando, según datos extraídos del "World Oil Trends 1999” publicado por Arthur Andersen y Cambridge Energy Research Associates, observamos que los impuestos ad-valorem aplicados a la gasolina en Inglaterra, se ubicaban en 1980 en 85%, un nivel ya de por sí alto, pero ridículo comparado con el alcanzado en 1998, cuando llegaron a un absurdo 456%.
Los impuestos aplicados a productos petroleros, que funcionan como cualquier arancel, incidieron en que el índice de precios de los productos petroleros, a nivel del consumidor, subiese de un 100% en 1980 al 247% en 1998. Ante tal hecho, por supuesto que la demanda por el crudo se deprimió, hasta tal grado que el índice del precio de petróleo bajó de un 100% en 1980 a sólo el 18% en 1998.
Lo más insólito es que lo anterior ocurre justamente cuando Venezuela estaba inmersa en un proceso de apertura, reduciendo sus aranceles comerciales y firmando convenios relativos a marcas y patentes. Esto debería indicar la necesidad de desarrollar experticia venezolana en áreas como las siguientes:
Expertos en Derecho Tributario y Comercio Internacional. Si hubiésemos tenido cátedras dedicadas al estudio de los problemas del comercio internacional, desde nuestras propias perspectivas, es muy probable que habrían surgido fórmulas para aminorar los daños causados, antes referidos.
Ingenieros Ambientales. La ciencia ambiental está llena de contradicciones e imprecisiones, hasta tal grado de que aún no sabemos con certeza si vamos a un enfriamiento o recalentamiento global, o si las consecuencias de esto son buenas o malas. Por lo tanto, por la importancia cada día mayor que tiene la protección del ambiente en sí, como por el hecho de que muchos de los ataques a nuestras riquezas energéticas frecuentemente vienen encubiertos con el manto de la protección ambiental (Kioto – Ecotax),  resulta vital para el país desarrollar sus propios conocimientos y profesionales.
Ingenieros en Energía. Si bien tenemos profesionales en áreas especializadas, como electricidad, petróleo y otros, estoy seguro  de que nuestro país requiere desarrollar conocimientos especiales, que le permitan planificar y optimizar el uso de su abundancia de energía. Por ejemplo, por la falta de profesionales de energía integral, hoy se quema gas o petróleo, al mismo tiempo que se desperdicia el potencial del Caroní.
Expertos en materia de libre competencia y la propiedad intelectual. Todo el aparataje legal correspondiente a dicha materia, ha sido desarrollado por los países dueños del 99.99% de las propiedades intelectuales, de allí que los países, que como Venezuela sólo son usuarios y pagadores de derechos, necesiten con urgencia desarrollar su propio marco referencial - basta con asomar algunas de las preguntas:
¿Qué pasaría si Estados Unidos, siendo Microsoft americana, simplemente hubiese ignorado su conducta monopólica? ¿Le hubiese tocado a nuestra Procompetencia intervenir? ¿Hasta qué precio es razonable respetar el derecho de propiedad intelectual de un proveedor monopolista, por ejemplo en el caso de un remedio para el cáncer? ¿A partir de qué precio es justificable (moralmente) el copiado - en la guerra fría se copiaban secretos militares - y Japón? ¿Cuando le toca intervenir a nuestro Indecu?
Como pueden observar hoy, mas que nunca necesitamos de profesionales formados con las realidades y los intereses de Venezuela como horizonte.